lunes, 22 de febrero de 2010
Cátedra de San Pedro.
Imagen titular del Retablo de la Cátedra de San Pedro.
Juan Fernández de Vallejo, 1575.
Catedral de Logroño.
El 22 de febrero nuestros Calendarios Litúrgicos traen la fiesta de la "Cátedra de San Pedro". Resulta interesante recordar un poco la historia y la liturgia de hoy.
Sabemos que Pedro -según la tradición- estableció primero su sede en Antioquía, y luego en Roma. Decimos que estableció su "sede", es decir, su asiento, su cátedra. Porque cátedra significa precisamente eso, asiento o silla. Por eso "catedral" es la iglesia en la que está la sede del Obispo.
La fiesta aparece ya el 22 de febrero en el más antiguo calendario romano, el Cronógrafo del año 354; allí la "Depositio martyrum" señala: "Natale Petri de cathedra".
¿Por qué ese día? En Roma, el año empezaba en marzo (los nombres de nuestros meses, de septiembre a diciembre, aún dan testimonio de ese uso). Con febrero, pues, acababa el año. Los últimos días de ese mes, los romanos se consagraban al recuerdo de los difuntos. "La fiesta de la Cátedra de San Pedro enlaza, por tanto, con el culto que los cristianos tributaban en el presente día a sus padres en la fe junto a las tumbas de Pedro en el Vaticano y de Pablo en la carretera de Ostia". Es decir, que "el "natale Petri de cathedra" fue originariamente una conmemoración fúnebre de Pedro, organizada por la gran familia de la comunidad romana en honor de su fundador". Pero hay más. En los primeros siglos, siguiendo los usos mortuorios comunes, los cristianos tenían comidas fúnebres precisamente junto a la tumbas de los mártires. "Ahora bien, los griegos denominaron la comida fúnebre por la silla que en ella se ponía para el muerto"; y dada la gran difusión que entonces tenía en Roma la lengua griega, cabe pensar que el banquete en memoria de Pedro se llamara "Cathedra Petri". La gran festividad anual de Pedro, junto con Pablo, pasó luego al 29 de junio, y en la fiesta de febrero se "quiso honrar... la promoción del Pescador de Galilea al cargo de Pastor supremo de la Iglesia".
El Sacramentario Gelasiano es una de las más antiguas colecciones de textos litúrgicos que han llegado hasta nosotros; procede del siglo VII (aunque con influencias anteriores). En él se invoca un "principatus Petri" referido a la "verdad evangélica difundida por todos los reinos del mundo", recordando también que todas las iglesias tienen su origen en el fundamento del constructor ("in fundamento fabricantis").
Hasta la década del '60, había dos fiestas de la Cátedra de San Pedro: la Cátedra de Roma (18 de enero) y la de Antioquía (22 de febrero). Ambas celebraciones se fundieron en esta última fecha, que hoy celebramos
¿Y qué hay de la cátedra propiamente dicha? En Roma siempre se veneró con entrañable piedad todo lo que se refiere a la vida de San Pedro. Desde los primeros siglos, se celebró en Roma una memoria del ministerio apostólico del primer Papa, simbolizado probablemente por un sillón de madera o de yeso. Ahora bien, durante muchos años, los Papas se sentaron en una silla que se decía era la de San Pedro. La componen unas sencillas tablas de madera, pero desde antiguo está forrada con láminas de marfil. En el Renacimiento quisieron rodearla de todo esplendor, y por eso Bernini, en el siglo XVII, construyó el majestuoso relicario que hoy contiene a la venerada silla en el ábside de la Basílica de San Pedro. Desde luego, que sea la cátedra "original" de Pedro es más que dudoso, pero sí es verdad que varios Papas la usaron, y en todo caso es un símbolo muy expresivo. Con una gran ceremonia, en enero de 1666, la reliquia fue colocada en el lugar que ahora ocupa, dentro de la "custodia" de Bernini. Todos hemos visto y admirado alguna vez esa obra de arte: mármol blanco y negro, jaspe rojo, ángeles, bajorrelieves, y cuatro imágenes de bronce de Doctores de la Iglesia (¡de 5 metros de altura! cada una), todo coronado por el famoso vitral del Espíritu Santo.
La Misa del día nos invita a mirar el ministerio de Pedro, "la piedra de la fe apostólica", cuyo magisterio mantiene a la Iglesia "en la integridad de la fe", y nos congrega en la unidad y en la paz. Las lecturas son 1 Ped. 5, 1-4 (donde el "presbítero" Pedro da consejos pastorales mientras aguarda la corona que le había prometido el "Jefe de los pastores"), y Mt. 16, 13-19 ("Tú eres Pedro...").
En la Liturgia de las Horas se reza el himno "Iam bone pastor". Se trata de un fragmento del famoso himno "Aurea luce", compuesto entre los siglos VIII y IX, de autor desconocido (pero que en un tiempo fue atribuido a la esposa de Boecio): "Acoge benignamente, oh Pedro, buen pastor, los deseos de los que te suplican, y desata los lazos del pecado con esa potestad que recibiste, mediante la cual, en virtud de la palabra, abres o cierras a los fieles las puertas del cielo".
El Catecismo de la Iglesia Católica (números 880 y ss.) nos recuerda lo esencial acerca del ministerio de Pedro, citando frecuentemente textos del Vaticano II (que son "normativos", como lo recuerda Juan Pablo II en su Carta Apostólica al final del Jubileo, el 6 de enero de 2001): "El Señor hizo de Simón, al que dio el nombre de Pedro, y solamente de él, la piedra de su Iglesia. Le entregó las llaves de ella (cfr. Mt 16, 18-19); lo instituyó pastor de todo el rebaño (cfr. Jn 21, 15-17) (...) Este oficio pastoral de Pedro y de los demás apóstoles pertenece a los cimientos de la Iglesia. Se continúa por los obispos bajo el primado del Papa. El Papa, obispo de Roma y sucesor de San Pedro, "es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, tanto de los obispos como de la muchedumbre de los fieles" (Lumen Gentium, 23). "El Romano Pontífice, en efecto, tiene en la Iglesia, en virtud de su función de Vicario de Cristo y de Pastor de toda la Iglesia, la potestad plena, suprema y universal, que puede ejercer siempre con entera libertad" (Lumen Gentium 22, cfr, Christus Dominus 2; 9)".
Extraido de La Biblia on line.
lunes, 15 de febrero de 2010
Colaboración: Mi experiencia en la Procesión Extraordinaria del Santo Sepulcro de Logroño.
Pero antes de hablar sobre esta procesión, quisiera recordar los días previos, remontándome a la semana anterior, en la cual, todos los cofrades de las distintas cofradías que así lo quisieran, podrían acudir al lugar donde la cofradía anfitriona ensaya con las andas, para poder portar el paso del Santo Sepulcro en la procesión extraordinaria. Fue una invitación que nos hicieron a todos los cofrades, para poder portar dicho paso.
El ensayo fue extraordinario, destacando la gran camaradería entre los allí presentes, mirando las alturas para colocarnos en las varas, y una vez puestos en nuestro sitio, comenzamos a ensayar. Al son de la marcha "hermanos costaleros", bailábamos las andas, dando pasos cortos, vamos, que fue una autentica delicia, un momento único, el poder realizar este tipo de ensayo.
Y por fin, llegó el gran día. A las seis y media de la tarde, se celebró la Eucaristía, y tras las misma, el gran momento esperado por todos, la salida procesional. Cada hermano, con el hábito de su correspondiente cofradía, formo el cortejo fúnebre del Señor de Logroño. Abría la marcha la cofradía de las Siete Palabras y el Silencio, de los P.P. Escolapios con su banda de tambores. Tras ellos, desfilaban los estandartes de las cofradías con sus correspondientes nazarenos, tras ellos, la cofradía del Santo Sepulcro, con sus filas de penitentes, faroles etc. Delante del paso del Señor, iban los incensarios y dos faroles haciéndole escolta, seguidos del paso, el cual, tuve la grata satisfacción de portar por vez primera, ya que yo pertenezco a la cofradía de Nuestra Señora la Virgen de la Soledad. Para mí, personalmente fue algo mágico. El momento de llevar a nuestro Señor fue indescriptible. Tras el paso, desfilaban los relevos de las demás cofradías, esperando el momento de portar, y detrás, la banda de música, la cual sorprendió a propios y extraños con un rico repertorio de marchas procesionales.
Ni que decir tiene, que a lo largo del recorrido se veía a cientos de feligreses que no quisieron perderse tan extraordinario acontecimiento. Como digo anteriormente, mi experiencia fue muy gratificante, y me demostró la gran camaradería existente en esta cofradía, así como el buen hacer, y el saber bien hacer las cosas cuando se quiere.
Tan solo, reseñar un pequeño incidente ocurrido en la calle Bretón de los Herreros, ya que en una de las levantadas del paso, uno de los faroles de los que van en las esquinas del paso, no estaba bien sujeto, con lo cual, cayó al suelo, sin resultar nadie herido. Afortunadamente, cayó para afuera, ya que si llega a caer hacia dentro, hubiera dado en la cabeza a alguno de los portadores. Pero como digo, no hubo que lamentar nada más que la caída de dicho farol.
Conclusión, fue un día para guardar en el corazón eternamente, tanto de los cofrades que tuvimos el honor de acompañar y portar al Santo Sepulcro, como para el pueblo de Logroño, que inusualmente, y fuera del calendario de nuestra querida Semana Santa, tuvo la ocasión de ver en nuestras calles, un 31 de octubre, al Señor de Logroño, el Señor Yacente del Santo Sepulcro.
Miguel Gonzalo Nájera.
Nota del blog: Las opiniones expresadas en esta sección de colaboraciones son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista del blog.
miércoles, 10 de febrero de 2010
El Museo de la Macarena
El pasado mes de noviembre, tras unos meses de obras en que pudimos disfrutar de la imagen única del paso de la Macarena en el patio de las Puertas del Ayuntamiento, volvió a abrir el Museo de la Macarena.
Las nuevas instalaciones son accesibles y ponen en valor el importante patrimonio artístico que atesora la cofradía. Otro punto a favor es la nueva tienda de recuerdos más amplia y cómoda que la anterior, pero quizás lo mas ventajoso para el visitante y para el fiel es su entrada independiente a la Basílica, que conlleva que ya sean recuerdos del pasado los grupos de turistas entrando y saliendo por la puerta cercana al Presbiterio durante las celebraciones litúrgicas.
Distribuido en tres plantas accederemos a la planta baja a través de la tienda de recuerdos. El nuevo museo comienza con diversos paneles explicativos de varios de los acontecimientos más destacados de la hermandad, como su fundación en San Basilio, su traslado a San Gil o la construcción de la Basílica. Éste espacio se completa con varias vitrinas en las que se muestran un libro de reglas antiguo con unas cartelas de los titulares pintados, uno de los proyectos de Vía Crucis para la Basílica, la túnica de la Sentencia conocida como de los "ochos" y un traje de armao. Continuamos el recorrido con el espacio que se dedica a la Virgen del Rosario, también titular de la corporación. Uno de los logros conseguidos gracias al nuevo museo es, por fin, admirar el tercer paso montado durante todo el año. Aparte de ver completamente montado el paso se puede ver en una vitrina todo el ajuar de la imagen (manto de salida, saya y la vestimenta del Niño, ráfaga, corona, cetro…).En la Sala II aparecen diversos elementos, como el estandarte de la hermandad, un cuadro cronológico de los diversos hermanos mayores, las antiguas bambalinas de la Macarena, uno de sus mantos de camarín, y algunas de las medallas mas representativas que se han concedido a la Virgen como la de Oro de la Ciudad de Sevilla o la de Oro del Gran Poder. Ya abandonando la sala se puede observar un cuadro con los miembros de la Casa Real que han formado parte de la cofradía. Concluimos la visita de esta planta viendo todo el conjunto de insignias de la corporación salvo alguna que se ha preferido exponer en solitario en otras salas del museo.
Una vez en las escaleras o el ascensor surge una duda, el proyecto museístico y el folleto nos indican que se continuar por la segunda planta para concluir en la primera, pero la no señalización física y la lógica hizo que el que esto escribe, como la mayoría de la gente, continuase por la primera. La primera visión impactante es la presencia de los dos pasos montados. En la Sentencia los que conocimos el anterior museo, nos viene a la cabeza la vena melancólica de la visión tan especial que se tenia de este paso desde el primer piso por encima de las imágenes. Por el contrario en el Paso de Palio la sustitución de la urna por unas mamparas de cristal permite observar los infinitos detalles de orfebrería y bordado en los que casi no se podía reparar en la antigua ubicación. Rodean a los pasos los enseres propios de cada imagen (túnicas, potencias, mantos y sayas de salida…) y de cada cortejo (bocinas, ciriales navetas e incensarios, simpecado, cetros…). Al lado del paso de palio se ubica otra sala presidida por la corona de la Coronación Canónica rodeada el resto de la sala por vitrinas donde se encuentran mantos de camarín más representativos.
La segunda planta comienza con un plano de Sevilla donde está marcado el itinerario de la cofradía con monitores que muestran a los dos pasos por varios de esos puntos, Seguido se encuentra la cruz de guía con una antigua fotografía de fondo en la que un grupo de macarenos aparecen junto a esa misma insignia en la procesión. Muy acertadamente para el público no cofrade a continuación, a través de otro panel con monitores, se da a conocer la Hermandad durante el año, incidiendo especialmente en su labor asistencial, social y cultual."Macarena en el mundo" es el siguiente audiovisual que nos muestra la universalidad de esta advocación. Continuamos por unas vitrinas donde podemos completar una mezcla de objetos litúrgicos de la Basílica junto con donaciones varias recibidas por autoridades y personajes ilustres. El mundo del toreo no permanece ajeno a esta Virgen y así queda demostrado en la siguiente vitrina donde vemos los trajes de luces, algunos ya reconvertidos en sayas de las primeras figuras que ha tenido este también antiguo arte. En esta sala hay también diferentes ejemplos de los carteles pictóricos que la hermandad edita cada año, junto al cartel de 1964 de la Coronación Canónica Junto a éste se exponen el manto y la diadema utilizados en los cultos previos que tuvieron lugar en la Catedral y algunos de los regalos ofrendados por el resto de cofradías sevillanas. Una de las piezas más llamativas expuestas es el cajón de madera en el que se ocultó la imagen en 1936, para esconderla. Este cajón hasta hace poco estaba colocado en lo alto en la estancia que da acceso a las escaleras del Camarín. Gracias a este cajón y a otros que no se conservan cuando las llamas asolaron San Gil el 18 de julio, no pudieron encontrar tan venerados iconos. Junto con la reproducción del furgón en el que fue trasladada se encuentra también la famosa fotografía de la imagen en su interior. Esta sala muestra también las túnicas de de ambos pasos, carteles de cultos, y otra de las túnicas de salida de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia. Por último un ventanal que nos muestra desde un punto excepcional el Arco sirve de Epílogo a este gran conjunto museístico sevillano, que la guasa sevillana empieza a llamar como el MOMA sevillano (Museum Of Macarena Art).