Crónica de la Procesión Extraordinaria del Santo Sepulcro de Logroño

El pasado sábado tuvo lugar el acto cumbre del cincuentenario de la creación de la Cofradía del Santo Sepulcro de Logroño, que no fue más que el broche de carey y plata que coronó una semana intensa de actos.

Con una puntualidad escrupulosa se abrió la puerta dejando ver una de las primeras agradables sorpresas de la tarde, la Cruz de Guía. Mi más sincera enhorabuena al artífice de eliminar el cajón eléctrico, y la escolta de dos cetros sustituyendo los faroles que en lugar de complemento desvirtuaban el conjunto. Inmediatamente detrás el estandarte de las Siete Palabras precedía a la banda como cabeza de procesión. Un repertorio totalmente atinado en una banda que sabe perfectamente cambiar y no mezclar los toques de procesión con los de exaltación. Las representaciones del resto de cofradías fueron francamente positivas. Los “huecos” de la Borriquita y las Animas quedaron magistralmente tapados por el Cristo de los Milagros, el Cristo del Calvario de Varea y representantes de otras localidades riojanas que quisieron estar presentes.

Ya, por fin, se iba acercando el momento esperado. La salida del estandarte titular de la Cofradía fue precedida por el inconfundible aroma de tres reyes, cual primer aviso de la gloria redimida que estaba preparada para una vez más recordarnos su mensaje de amor. Tras sus hermanos y junto a la Presidencia, un segundo toque de atención oloroso, esta vez recogido en una artística naveta esperando salir hacia los incensarios purificadores del itinerario de Cristo. La salida del paso no se dejó esperar. Los sones de las horquillas fueron el tercer toque de atención, todo está consumado. Verte salir de la Redonda con la nueva iluminación, sin palabras. Al final tienes faroles que te alumbran y la urna sirve de verdadero expositor de tu cuerpo sagrado. Tras tu salida el Himno Nacional sirvió de inicio a un repertorio realmente acertado.

Como curiosidad no sé si conscientemente o no voy a dar unos datos anecdóticos. Todo el repertorio que tocó la Banda Municipal de Santo Domingo pertenece a uno de los compositores de más renombre en la música procesional. Este músico se llama D. Abel Moreno y vive en Sevilla, en la calle de Santo Domingo de la Calzada. Barrio de la Calzada que en su Iglesia de San Benito se encuentra su Patrona, la Virgen de Valvanera. Su formación musical y militar la aprendió en la Academia Militar de nuestra vecina Zaragoza. Entre las marchas más famosas que tiene el sábado pudimos disfrutar de varias de sus marchas más conocidas. A la Voz del Capataz, Hermanos Costaleros, Macarena, Virgen de San Bernardo, Virgen de los Estudiantes… hasta Cádiz Cofrade con la que entró en la Plaza del Mercado fueron una novedad ya que varias de estas piezas tan valoradas eran la primera vez que sonaban en nuestra ciudad.

Los relevos de otras cofradías para llevarlo fue junto con la gran cantidad de público fue la expresión de la unión entre el cariño y la devoción de una ciudad a su Cristo del Sepulcro. Un Pasillo de hermanos y representación hizo la mejor muestra de respeto a esta sagrada imagen.

No puedo pasar de largo algo que me dolió, la falta de una Madre. Desde su donación siempre Hijo y Madre juntos. a pesar de que las circunstancias han hecho que con cada imagen se hayan creado cofradías independientes siempre permanecían celosamente juntas, incluso en los años de la sinrazón en que tuvisteis que procesionar claustralmente en Palacio. No verte el sábado en tu hornacina Virgen de la Soledad fue un vacio. Fue el momento de auténtica Soledad.

Por último en esta crónica un mensaje de esperanza Santo Cristo del Sepulcro que nos supiste trasmitir en una lección magistral. Como suena en el famoso himno, la muerte no es el final del camino, tu has querido que nuestro pastor, haya servido días después de enterrar a su hermana con su ejemplo caminando tras de ti en el mejor mensajero de la Resurreción.