Hoy cuando pongamos el telediario, compartirán un año más la misma noticia: la inmensa fila de devotos, que aguantan muchas horas para poder cumplir un año más con la tradición de postrarse y besar el pie al Señor de Madrid. Fila que por la cercanía de esta Basílica, pasa por cerca del Congreso demostrando una vez más la tradición católica de nuestro país aun en sus núcleos más cosmopolitas.
La imagen, según la tradición, fue llevada a la plaza fuerte de Mámora (Marruecos), para culto de los soldados españoles. En abril de 1681, cae prisionera de los moros, la arrastran por la calles de Mequinez, y la rescatan los Trinitarios, llegando a Madrid en el verano de 1682. Debido a diversos avatares históricos, la imagen ha recorrido varias iglesias y en los años 1936-1939 fue trasladada a Ginebra (Suiza). Terminada la contienda española regresará a su iglesia de la plaza de Jesús, en Madrid, donde es visitada continuamente por sus fieles y seguidores.
La gran repercusión que ha tenido Jesús de Medinaceli y la gran cantidad de copias y recreaciones que se han hecho de él, han hecho posible que esta festividad popular se haya exportado a ciudades y pueblos donde este primer viernes de marzo reciban culto esta popular advocación.
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