Qué arte encerrado en unas pocas palabras, esas saetas encierran todo el amor y la devoción de un barrio en el que un anarquista armado se colocó en la puerta de la iglesia del Cachorro para que nadie lo tocara y un jovenzuelo jugó su vida sin pensarselo cuando vió fuego allí y lo salvó de desaparecer entre las llamas.
Muchas Gracias Ana. Es cierto, siempre ha sido muy grande el cariño y devoción que ha tenido el Cristo del arrabal trianero. Fue una auténtica pena que en ese incendio no se pudo hacer nada para salvar a la Señorita de Triana.
Qué arte encerrado en unas pocas palabras, esas saetas encierran todo el amor y la devoción de un barrio en el que un anarquista armado se colocó en la puerta de la iglesia del Cachorro para que nadie lo tocara y un jovenzuelo jugó su vida sin pensarselo cuando vió fuego allí y lo salvó de desaparecer entre las llamas.
ResponderEliminarBuena entrada José.
Muchas Gracias Ana.
ResponderEliminarEs cierto, siempre ha sido muy grande el cariño y devoción que ha tenido el Cristo del arrabal trianero. Fue una auténtica pena que en ese incendio no se pudo hacer nada para salvar a la Señorita de Triana.